LA COMUNICACIÓN ASERTIVA


La comunicación humana es un proceso continuo de relación que engloba, en la mayoría de los casos, un conjunto de formas de comportamiento, a veces, independientes de nuestra voluntad. No es necesario que toda trasmisión de información sea consciente, voluntaria y deliberada, de hecho, cualquier comportamiento en presencia de otra persona constituye un vehículo de comunicación.

La buena educación y las buenas maneras son muy importantes en una negociación, pero, a veces, nuestros gestos pueden expresar lo contrario. A través de la comunicación no verbal, con la que decimos mucho de nosotros y podemos aprender de nuestros interlocutores, podemos indicar algo diferente de lo que decimos, por lo que debemos estar conscientes de que hay que estar “coordinados” a la hora de hablar y gesticular.

La comunicación entre las personas ha adoptado muchas formas, pero las más importantes y las que aún predominan las englobamos en comunicación verbal y no verbal.

La comunicación verbal representa aquella en la que usamos las palabras, los signos sonoros o los auditivos.

La comunicación no verbal es aquella en la que usamos signos visuales que no son palabras, como gestos o el uso escritura.

En ambos casos, eso sí, la comunicación se basa en un mismo objetivo, que viene a ser el procesado de un mensaje para que a quien está dirigido lo pueda recibir y lo entienda a través de una de las vías posibles de diálogo. En este sentido, de manera independiente al tipo de comunicación que se adopte, es importante que el mensaje que se manda, esté enviado de una u otra manera, sea fluido y fácil de entender.


La comunicación verbal

Profundizando en ello podemos decir que es el uso de las palabras para la interacción de manera invariable a la forma en la que las utilicemos dependiendo del contexto. Se puede realizar de dos formas principales: oral (con el uso de palabras) o escritas (por medio de representación gráfica de signos). La comunicación oral goza de un amplio rango de formas: gritos, exclamaciones, silbidos, risas, lloros, sonidos vocales… Todos ellos pueden expresarse en multitud de ocasiones en substitución del lenguaje formal y articulado (idioma) que es la forma de comunicación oral más desarrollada y clara para entender. El lenguaje articulado son sonidos estructurados que dan lugar a las sílabas, palabras y oraciones con las que nos comunicamos con las demás personas.


La comunicación no verbal

La comunicación no verbal, generalmente, mantiene una relación de interdependencia con la interacción verbal.

Con frecuencia los mensajes no verbales tienen más significación que los mensajes verbales.

En cualquier situación comunicativa, la comunicación no verbal es inevitable.

En los mensajes no verbales, predomina la función expresiva o emotiva sobre la referencial.

En culturas diferentes, hay sistemas no verbales diferentes.

Existe una especialización de ciertos comportamientos para la comunicación.
Hay muchos que actos corporales que reflejan algo, a continuación, se presenta una tabla que presenta los actos que se realizan comúnmente:

ACTO
LO QUE REFLEJA
Acariciarse la quijada
Toma de decisiones
Entrelazar los dedos
Autoridad
Dar un tirón al oído
Inseguridad
Mirar hacia abajo
No creer en lo que se escucha
Frotarse las manos
Impaciencia
Apretarse la nariz
Evaluación negativa
Golpear ligeramente los dedos
Impaciencia
Sentarse con las manos agarrando la cabeza por detrás
Seguridad en sí mismo y superioridad
Inclinar la cabeza
Interés
Palma de la mano abierta
Sinceridad, franqueza e inocencia
Caminar erguido
Confianza y seguridad en sí mismo
Pararse con las manos en las caderas
Buena disposición para hacer algo
Jugar con el cabello
Falta de confianza en sí mismo e inseguridad
Comerse las uñas
Inseguridad o nervios
La cabeza descansando sobre las manos o mirar hacia el piso
Aburrimiento
Unir los tobillos
Aprensión
Manos agarradas hacia la espalda
Furia, ira, frustración y aprensión
Cruzar las piernas, balanceando ligeramente el pie
Aburrimiento
Brazos cruzados a la altura del pecho
Actitud a la defensiva
Caminar con las manos en los bolsillos o con los hombros encorvados
Abatimiento
Manos en las mejillas
Evaluación
Frotarse un ojo
Dudas
Tocarse ligeramente la nariz
Mentir, dudar o rechazar algo

La comunicación no verbal como fuerza negociadora

La confianza de nuestros interlocutores puede verse mermada o aumentada por nuestros gestos. Puede ser una persona con facilidad de palabra pero de gestos serios y poco afables. En cambio, puede ser menos expresivo verbalmente pero una sonrisa y un carácter simpático le pueden “ganar” muchos más adeptos.

Moderación. Al igual que hablamos de la “incontinencia verbal”, hay que ser comedido en el lenguaje, en los gestos también. No se puede gesticular de forma exagerada, creyendo que esta actitud le da mayor dinamismo a nuestra exposición.

Mirar a los ojos. Hay que tratar de ser firmes y evitar esquivar la mirada de nuestros interlocutores (se reparte la mirada entre todos los presentes, no se fija en ninguno de ellos en particular, salvo que queramos hacer cierto hincapié en un determinado directivo o ejecutivo); esto puede dar la sensación de falta de honestidad, de engaño, de no estar exponiendo algo cierto. La mirada habla y muchas veces nos delata. La mirada nos dice el interés de nuestros oyentes por el tema, las partes que más les interesan de nuestra exposición, etc.

Las miradas siempre deben hacerse al tercio superior del cuerpo. No se debe mirar por debajo de los hombros y mucho menos de arriba hacia abajo o a la inversa. Hay que comunicarse con la mirada no analizarse con la mirada.

La sonrisa predispone a nuestros interlocutores a nuestro favor.  Mejora la comunicación, nos hace parecer más cercanos y asequibles. Un gesto serio nos hace parecer más distantes. Sonreír no es falta de seriedad. Una cosa es la sonrisa y otra ser un gracioso que se ríe a carcajadas. Dice un refrán muy castellano “Se consigue más con una gota de miel que con un barril de hiel”. Hay que darle luz a la cara con una sonrisa.

Las piernas, cuando estamos sentados, dicen muchas cosas de nosotros.
Abiertas de par en par, aparte de ser una postura chabacana, es intolerable en cualquier ocasión.

Ligeramente cruzadas por los tobillos demuestran cierta impaciencia.

Una pierna encima de la pantorrilla de otra, significa que estamos a la defensiva, con cierta expectación.

Las piernas juntas, sin cruzar, dan sensación de desconfianza y de falsa humildad.

Ligeramente despegadas, es una de las posiciones recomendables porque dan un tono de afabilidad, de sentirse cómodo y de cierta confianza.



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